viernes, junio 30, 2006

El Mesías Tropical y la Nueva Democracia


Viajando con "Nico" y en campaña por todo el país, no podemos imaginar qué es lo que pasa por la mente del floribundo personaje que sin duda ha tomado (in)voluntariamente los medios de comunicación del país durante las últimas semanas. Quizás víctima del estro en una canción de Serrat (Joan Manuel) o de Pablo Milanés, el Peje se sueñe en su nube tropical acerca de la inminente liberación social que llegará a México junto con él a Los Pinos (residencia que dejará pronto para que los fantasmas y malos agüeros dejados por su predecesor no le agríen la leche ni el Mandato) y en la validez de su lucha y sus ideales por sobre los intereses de la rancia oligarquía neohispana, que ni quién pueda negar que existe, que en complot con el imperio intentaron infructuosamente acabar con el nuevo paladín de la verdadera izquierda. Por otro lado podría estar haciendo lo mismo, pero a la vez pensando en el inmencionable precio de la prominencia política: montones de personajes corruptos a su alrededor cobrando favores, la terrible tentación de algo más que un Tsuru blanco y la inevitable corrupción de la virtud humana por el poder. Lo cierto (para evitar decir "lo obvio") es que ha habido tantos collares de flores (los cuales ya deben pesarle) como pedradas publicitarias y políticas en su contra. ¿Quién tiene la razón entonces? Inevitablemente, y como es mi costumbre, debo inclinarme a decir que nadie la tiene completamente.
El Sol brilla como aureola del Mesías Tropical, que vitoreado por sus ardentísimos colaboradores florece en palabras de fuerza en toda dirección. ¡Prosperidad para el pueblo! ¡Silencio a la Chachalaca con Botas! ¡Deshonra para los Cuñados! ¡Viva la revolución! ¡Muera el Supremo Gobierno!... El hombre pelicano - o pelícano - parece caminar con la fuerza de cien bolivaristas a su espalda. Al leer las reseñas de la vida del casi pentagenario activista nos encontramos con un personaje algo coherente. Inició su carrera política apoyando a Carlos Pellicer -en las filas del PRI- y según sus colaboradores tuvo una larga historia de activismo y luchas que le llevaron a una malograda pero virtuosa candidatura al gobierno de su estado una vez separado del paleontológico partido que representaba la jodidez de la época; la cual fue frustrada por supuesto por los altos intereses de el Viejo Régimen. Su encantador liderazgo costero le llevó al comando de la militancia de su Partido, sin triunfos específicos, y finalmente al gobierno de la esperanzadora ciudad que con su (alucinógeno) smog abrazó sus proyectos de cambio, muchos de ellos hoy en la no muy enaltecedora omisión mediática. Quizás se trate de un hombre crecido en tiempos de ideal, de Mayo de París de trovadores, de veranos de amor y guerra sucia. Sí, quizás sea un hombre que aún cree en el sueño de la raza cósmica y que no ha sido "desplumado" de sus pensamientos de revolución como tantos otros que hoy sólo deambulan entre el escritorio y la realidad. Quizás sea sólo un buen hombre, que es víctima (o protegido) de maquiavélicos publicistas que arman guerrillas de artillería pesada en las pantallas de la gente de bronce.
Por otro lado, hay una sombra acechando al Gallo del bien de todos. El humo dejado por todos aquellos colaboradores que incurrieron en sucias prácticas, aunque hoy no se mencionen, ha manchado de ollín la límpida imagen de Mesías del candidato. Sus proyectos para la ciudad de la esperanza hoy parecen obsoleta propaganda política de la que no muchos están orgullosos. La ciudad de México y su estratosférica deuda, además de la "guajiridad" de las propuestas de López Obrador le dan al enemigo blanquiazul una razón para meter el miedo a la crisis, el cual no es extraño, en el popular sector al que ha sabido llegar AMLO.
Otro dudable aspecto de el beneficio o perjuicio que ofrece el candidato del blazón amarillo es su carisma populista que tiene horrorizada a la clase media y alta (ejem, ciertamente no la mayoría) y que inevitablemente resembla errores políticos del pasado. Al ver el inquisitivo dedo de López Obrador señalar al cielo y decir "Cállate, Chachalaca," me es imposible no pensar en el hombre botudo que llamaba "La Vestida" a su adversario y hablaba de fulminar alimañas, tepocatas y víboras prietas. AMLO (MALO, como le llaman algunos) se parece también a aquellos políticos carismáticos que andaban de gira por todo México hablando de progreso, solidaridad, sabiduría popular y apoyar a los que menos tienen, excepto que ahora vestido de blanco y coronado de flores y un simpático acento tabasqueño.
Sin embargo, Andrés Manuel ofrece también una posibilidad un tanto más luminosa. Ofrece un gobierno pacífico que apoye la actividad política del pueblo. Ofrece la salida de seis aparentemente infructuosos años en los que un presidente altamente parodiable y sin triunfos ni glorias notables dejó de ser importante para su pueblo. Ofrece una nueva posibilidad de una revolución reformada, la idea de un auténtico caudillo de la liberación hispanoamericana que conoce de Juárez, de Bolívar, de cultura latinoamericana, de ideales sociales y revolucionarios que no sirve al imperialismo (por lo que ni siquiera se preocupó en aprender inglés) y que cree en la sumisión del gobierno al verdadero interés (aunque no necesariamente el bien) del pueblo.
Votar este 2 de Julio será una decisión peligrosa. Por un lado tenemos a un hombre cuestionable y que ofrece mano dura y gobierno digno - Roberto Madrazo -(aunque representante de un partido al que a nadie le quedan ganas de regresar). Hay un hombre que ofrece bienestar económico y una imagen limpia (aunque sin experiencia y sin posibilidades de bonanza y que representa a un partido que valora empresas y religión sobre el pueblo). Por tercera (y no por eso menor) opción está Andrés Manuel López Obrador, de quién ya hemos hablado. Por último, están los dos candidatos menos prominentes. Por un lado está Roberto Campa, representando a un partido que en sus comerciales baila para ti rogando que no le quites el registro y le regales un voto. Por el otro, Patricia Mercado, de quién el pueblo no sabe mucho y que ofrece propuestas que, aunque interesantes, escandalizan a muchos sectores que están acostumbrados a la marcha lenta pero segura. Con cuatro izquierdas diferentes y sólo una derecha, este domingo las elecciones parecen pintarse muy difíciles para todos...